La gran obra, ¿en qué consiste?



La gran obra que un ser humano puede realizar consiste en ampliar el campo de visión del ego consciente hacia los aspectos más profundos y más espirituales de la naturaleza divina, su suyo superior o verdadero yo.

La sociedad está llena de superficialidad y negatividad que lleva finalmente a las personas al dolor más que la felicidad. La alegría suele ser momentánea e intrascendente. Cada vez las personas se reúnen menos a conversar y alimentarse espiritualmente. El egoísmo y la inseguridad se percibe en todos lados en una sociedad que parece tambalearse a nuestros pies. La solución es poder salirse de la rueda de esta existencia banal. Un individuo iluminado puede dedicarse a una disciplina espiritual para salirse antes que el individuo medio. La liberación se produce mediante la adquisición de una consciencia superior, mística, cósmica.


La gran obra es darse cuenta que cada uno es un mundo en sí  mismo, dirigido y gobernado por su propia divinidad.  Entonces la vida pasa a ser gozo, las penas no son más que sombras: pasan y desaparecen. “Aquí está el valor de la Magia. En condiciones normales pueden necesitarse meses para que una planta florezca, pero el uso de un invernadero producirá idénticos resultados en pocas semanas. El entendimiento y la aplicación de la Magia puede reducir el tiempo que un ser humano necesita para adquirir la comprensión de su propia divinidad”.

No hay diferencia entre un ser humano iluminado y un ignorante. Lo que sucede es que el primero comprende que tiene que aprender y buscar consejo y guía; en tanto que el segundo ignora su ignorancia y se mantiene en ella.

Serval Dion-Fortune


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