Ética y estética en la vida diaria


El ser humano que ha logrado la evolución suficiente para tener una consciencia “mediadora”, es decir, se ha dado cuenta de que la vida no sólo continúa más allá de la existencia terrenal, sino de que incluso tiene su origen en una dimensión no física. Como consecuencia de ello, debe tender a la búsqueda de la belleza y de las virtudes. Las acciones de su vida diaria pueden tener un sentido ético y estético.

Estética es la disciplina que tiene por objeto el juicio de apreciación de la belleza. La palabra fue creada a mediados del siglo XVIII por el filósofo alemán Alejandro Baumgarten. Ética, por otra parte, es una rama de la filosofía cuyo objeto es el juicio de apreciación del bien y del mal. Aristóteles fue el primer filósofo en estudiarla ampliamente. Ambas disciplinas pertenecen a la axiología, es decir, la parte de la filosofía que estudia los juicios y valoraciones.


Al centrar la consciencia en los planos superiores de la manifestación y no solamente en lo físico, psíquico, emocional o mental como lo hace el ser humano común y corriente (el “hombre del torrente”), nos damos cuenta de que tenemos la posibilidad de aumentar nuestra libertad. Incrementando el conocimiento de las causas, percibimos el porqué de los efectos, e incluso, como cambiarlos.

Sin embargo, el estudiante en uso del poder de esta libertad recién adquirida cometerá grandes errores. Su voluntad personal se pone en acción, pero todavía muy teñida de sus prejuicios, egoísmos, celos, envidias, dudas, imprudencias, debilidades, etc. Como tiene mayor conocimiento, el daño que puede causar a los demás y a sí mismo es mayor. “Las Fuerzas de las tinieblas” le tentarán.

El camino se hace difícil hasta que comprende que su libertad personal debe hacerse solidaria con el grupo, con sus hermanos, con la humanidad. Que es libre para poner su voluntad personal al servicio de la voluntad superior. Que el plan personal de vida tendrá pleno éxito en la medida que se vaya correspondiendo con el Plan Universal de la Creación.

Descubrimos que no hay justicia mejor elaborada que la de la creación toda, puesto que todos estamos en este mismo sistema. Y el ser humano justo será aquél que, entre otras cosas, busque la ética y la estética en la vida diaria.

Este encuentro con la belleza (armonía, equilibrio, templanza) y con el bien, ha de ser la reunión gozosa de cada día, con cada cosa y cada persona.

Serval Dion-Fortune
Agosto 1988
Revisado en julio 2019

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